miércoles, 22 de octubre de 2008

PERSPECTIVAS DEL CONSUMO DE ENERGÍA MUNDIAL



Una verdad se ve desde el cielo en la noche: Los países más pobres no tienen luz. No se trata de que tengan más o menos interés sobre el ahorro de energía que el resto. Simplemente, la tecnología no les ha llegado o su cultura no requiere de esta energía. De otra parte, desde aquí podemos imaginarnos donde están los bosques, los inmensos ríos, donde el petróleo. Ello es importante para conocer la responsabilidad que como ciudadanos tenemos porque podremos ser protagonistas de acontecimientos que profundizarán nuestra condición de víctimas, pero esta vez arrastrando a toda la tierra.

Cuando hablamos de los países del mundo occidental y capitalista, se espera que la demanda de energía aumente considerablemente en los próximos años a causa de crecimiento demográfico y el desarrollo económico (EIA, 2007).

Los pueblos pobres o con culturas distintas al capitalismo van experimentando fuertes cambios en su estilo de vida. La revolución industrial no les ha llegado pero si el consumo basado en la industria el mercado globalizado y en las nuevas tecnologías. Es evidente que los mayores incrementos en la demanda de energía se registran en los países en desarrollo. Se pronostica que la proporción mundial del consumo de energía habrá de aumentar del 46 al 58 por ciento entre 2004 y 2030 (EIA, 2007).

Según las proyecciones, el consumo de energía en los países en desarrollo crecerá a un ritmo promedio anual del 3 por ciento entre 2004 y 2020. En los países industrializados con economías maduras y un crecimiento demográfico previsible relativamente escaso, la demanda proyectada de energía crecerá al ritmo más bajo del 0,9 por ciento anual; sin embargo, partiendo de un nivel mucho más alto. El consumo de energía en las regiones en desarrollo superará, según las proyecciones, al de las regiones industrializadas para 2010. La generación de energía eléctrica representará alrededor de la mitad del incremento de la demanda mundial de energía, y el transporte supondrá un quinto de esa demanda, que en su mayor parte será de combustibles petrolíferos (EIA, 2007).

Una gran proporción del aumento de la demanda de energía resultará del rápido crecimiento de las economías asiáticas, especialmente China y la India. La demanda proyectada de energía en los países en desarrollo de Asia crecerá a un ritmo del 3,7 por ciento anual, cifra muy superior a la de cualquier otra región.

El consumo de energía en Asia se multiplicará por más de dos durante los próximos 20 años, representando alrededor del 65 por ciento del incremento total de la demanda de energía de todos los países en desarrollo. Pese a que se espera que el consumo de energía en los países en desarrollo de otras regiones haya de crecer a un ritmo más lento que en Asia, se prevé que las tasas de crecimiento excederán aun el promedio mundial.

Si bien todas las regiones jugarán algún papel en la oferta y demanda de
futuras de energía, los enormes incrementos del consumo proyectados en Asia convertirán a esa región en objeto de interés fundamental en los acontecimientos futuros relacionados con el sector de la energía.

La mayor parte de la energía mundial se genera a partir de fuentes no renovables, especialmente petróleo, carbón y gas. Tan sólo el 13 por ciento de la energía mundial proviene de fuentes renovables, y el 10,6 por ciento de éstas son fuentes 6 Bosques y energía renovables de combustibles y desechos urbanos renovables. El resto de las energías renovables son la hídrica, geotérmica, solar, eólica y maremotriz.

Las proyecciones relativas al consumo mundial de energía total muestran que, entre 2004 y 2030, la mayor parte del incremento corresponderá a los combustibles fósiles, y que la energía nuclear y de otras fuentes registrará aumentos relativamente menores en cifras absolutas. En porcentaje, el gas y el carbón registrarán probablemente los cambios más importantes, aumentando del 65 y 74 por ciento respectivamente.

Se espera que el consumo de petróleo aumente en un 42 por ciento, mientras que la energía nuclear y las energías renovables, que partirán de niveles mucho más bajos, aumentarán, según se anticipa, en un 44 y un 61 por ciento respectivamente. Los aportes definitivos de las diferentes fuentes de energía dependerán en gran medida de las orientaciones políticas. Es recomendable, por consiguiente, considerar las proyecciones más que nada como un punto de partida para discusiones futuras.

Nota: Toda la información estadística y matemática ha sido publicada por la Agencia Internacional de Energía.

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